Carta abierta a Santiago Corona, el más famoso; más querido y más odiado periodista de trasladadas. El creador de Mutantes, el peor programa que de investigación paranormal emitió al aire La Radio Fm Tinku, y no soy el único ser que escuchó cada capítulo, algunas veces repetido varias veces (sabiendo lo malo que era y lo bien que la pasaba escuchándolo).
A mi hermano Santi Corona, por no haber sido nunca participe en Mutantes:
Al final del libro de CARLOS CANALES Y JESÚS CALLEJO - "DUENDES" - con ilustraciones de Ricardo Sánchez. "GUÍA DE LOS SERES MÁGICOS DE ESPAÑA".
Se puede apreciar la siguiente Nota: AMIGO lector: Si después de haber leído este libro te has sentido identificado con alguna de las historias aquí contadas o te ha venido a la memoria algún suceso que te haya acontecido a ti o a algún pariente o amigo, o que tengas hijos pequeños que dicen «ver» a amiguitos invisibles con los que hablan y juegan, o que por azar hayas leído o escuchado en alguna parte relatos y leyendas relacionadas con los seres que aquí hemos presentado, te agradeceríamos que nos lo contaras, escribiéndonos al Apartado de Correos número 53.112 de Madrid, para poder así ir cubriendo lagunas e ir confeccionando un mapa mucho más extenso y documentado sobre las apariciones y manifestaciones actuales –o no tanto- de estos diminutos personajes en nuestro país.
También dirigido a ustedes, en respuesta a su nota y como agradecimiento a tan bien organizado material.
Los relatos que estoy recordando en éstas líneas son todas historias basadas en hechos reales, no por ello fácil de creer.
La primera vez que tuve conciencia que realmente estamos en un mundo que habitan muchos mas seres que los humanos, fue imposible de creer para mí. Camino al bosque de Arrayanes, en la provincia de Río Negro, Patagonia Argentina, fue mi tío "El Pelado" quien me regaló, a mi y los otros niños que emprendíamos la caminata, algunas golosinas, para llevar y dejar a los duendes de la zona. No obstante fueron quitados los dulces de donde los dejé, mi incredulidad hizo desconfiar de los adultos sin que pueda aceptar que los bosques Patagonicos están habitados por seres mágicos.
Un latigazo en el tiempo nos traslada al año que ingreso a la facultad, donde un buen compañero, de mi absoluta confianza me regaló un momento para mi de incalculable valor: Cuando los celulares recién empezaban a traer cámara de fotos, y aún no permitían bajar ni editar, ni transferir las imágenes capturadas, mi Patagónico compañero, con la intención de capturar la sonrisa de su padre sentado a la mesa, logró inmortalizar sobre el hombro del hombre, tras las blancas cortinas, la inconfundible sombra de un pequeño hombrecillo posando cual "Peter Pan" con su atuendo, gorro y manitas a la cintura. El enseñarme esa imagen, cuando ya creía no creer en nada, logró un ápice de fé a mi incredulidad.
Al poco tiempo, nace la primera producción con animación 3D Argentina, y son nada menos que "Los Peques" Una divertida serie que cuenta, desde dentro, envuelta de paisajes naturales Neuquinos, la vida y costumbres de una comunidad de pequeños Gnomos Argentinos. Al igual que a muchos, la serie me llegó al corazón, por lo que aprendí, en consecuencia, a ver como iguales a estos seres amantes de la naturaleza.
En el año 0 Después del 2012, vivo un nuevo despertar. Viajo a Mina Clavero, Valle de Traslasierras, Cba, Argentina. Un pueblo que estuvo x muchos años aislado de la gran civilización; hace veintipico de años (casi 30) construyeron la ruta de las Altas Cumbres, y acercaron dicho valle a la capital provincial (hasta entonces sólo había pocos paisanos del lugar y sus historias)... La Casa a la que me mudo está casi en ruinas en ese momento, al fallecer mi tío Tito, el dueño. Dejó el lugar como si hubiera vivido allí una comunidad de roedores, teniéndolo de reen por 2 años obligándole a hacer un buen desorden lleno de recovecos que aparenten guardar importantes apuntes humanos, pero son simples guaridas de Ratas. Después de meses de orden y limpieza logró habitar casi toda la casa, incluso una de las 2 habitaciones, donde tuve mi primer encuentro con un "Duende de Dormitorio". Para mantener completa sinceridad voy a aclarar que recién el mes pasado, al leer el libro "Duendes" me entero que se trataba de una Pesanta, y hoy, después de años de vivenciada la experiencia, registro la anécdota, por lo que no existe completa certeza en mis recuerdos: Se trataba de uno de los meses de frío, lo sé porque pasaba largas noches practicando meditaciones profundas y viajes astrales frente el fuego de la estufa hogar (en esta zona la calefacción es a preferentemente a leña) esa tarde salí en busca de un excelente amigo al que no veía hace años y me acabo de enterar que está viviendo en el pueblo de al lado (Villa Cura Brochero). Me desplazo caminando, en compañía de mis compañeros caninos pocos kmtrs hasta el lugar que me indicaron como la vivienda de Angel (mi amigo), cuando llego veo que se trata de un pequeño complejo de cabañas, cercadas con rejas altas, y nadie en su interior. Pero un buen perro queda enamorado de la manada y nos acompaña hasta casa, donde es bienvenido. El perro es casi caniche, mediano, negro, lleno de rulos y muy simpático a primera vista. Esa vez fue la verdad el susto más grande que experimenté haciendo viajes astrales. Ya manejando la capacidad de salir de mi cuerpo con soltura sin importar la posición que me encuentre, decido emprender un vistazo al astral a la casa y la calle, tirada junto a los perros, boca abajo, en la alfombra, frente al fuego del hogar... Todavía no se de quien fue la voz que sentí, pero sentí que me estaba asustado para cuidarme: mientras estoy en astral, siento una voz grave, como de ultratumba, que en resumen me regaña aclarando que esos viajes no son un juego. Por algunos segundos sigo escuchando la voz mientras abro los ojos, sintiendo una fuerte fuerza que me mantiene en el suelo, ejerciendo presión en la zona del torso. Pasado el susto, más entusiasmada por la profundidad de la experiencia, decido seguir las prácticas desde la cama. La intención ahora es chequear la posibilidad de mover objetos físicos desde el plano astral. Los canes también ingresan a la habitación, incluyendo al osito negro con rulos que se acaba de integrar al clan. Recostada boca arriba, salgo en plano Astral, me desplazo a la cocina reconociendo la ubicación de todo, y cuando intento abrir una puerta... todos los papeles vuelan por el aire, las ollas y sartenes suenan como locas, la situación sale de control, quiero volver, pero no puedo acceder al físico, no puedo respirar, ya estoy en mi cuerpo, sigo sintiendo como todo se mueve en la cocina, algo me presiona el pecho, y me sostiene la nariz y boca sin dejarme respirar, hago un esfuerzo mayor y al abrir los ojos veo al perro negro que está sobre mi, todos ladran asustados. Al levantarme hago unas cuantas caricias a los perros, con la ingenua idea que éste me estaba salvando de alguna forma del bajo astral, y esa fue la última vez que el perrito se quedó en casa. Recién ahora leyendo el libro de "Duendes" deduzco que ése ser, puede haber sido una especie de "Pesanta Traserrana" a quien dejé entrar en su forma canina, y al tenerlo en la habitación tuve que quitarmelo de encima para poder volver a mi.
El año siguiente, al que denomino año 1 en la era de luz se trató de un año lleno de magia en mi vida. De entrada me puse en pareja con una mujer (cuyo nombre no digo por pedido de ella) que medio bromeando, dice ser una ondina. Sacando pocas cuentas calculo que algún ascendente en la familia hay, pues salta a luz que si está insegura, o llora de tristeza, la naturaleza lo hace con ella lloviendo torrenciales de agua. Si por el contrario se encuentra muy animada, y con entusiasmo se dirige a algún sitio sin importar que llueva, existe una gran posibilidad de que los cielos se abran solo para ella, logrando que llegue seca a destino sin que alrededor deje de llover.
Ella es bien conocida en la zona, aunque muy pocos sabemos ver su magia. El Día que nos dimos el primer beso, sin exagerar, luces de colores volando se dirigían hacia nosotros espiralando hasta alcanzar el cielo. Esa mañana debíamos llegar a un manantial al que nunca había ido, misteriosamente sale de un sendero una persona sencilla, algo mayor, de baja estatura, prominentes rasgos faciales y muy simpático caminar, fue este extraño hombrecillo quien nos guió por complicados senderos de monte hasta llegar a destino. Ambos creímos que nos había guiado un Gnomo, aunque las chicas que protegen el manantial nos recomendaron que no le dejemos estar cerca, sobre todo si vamos con niñas (a lo que hoy deduzco que mas bien se trata de un Íncubo).
Al poco tiempo, mientras mis pertenencias aguardan en el campamento que me hospeda en el manantial, vamos tras ponerse el sol, con un grupo de amigos a hacer malabares al semáforo de Nono (todo en Traslasierras, Córdoba, Argentina) Una vez concluido el show, decidimos con Pocho (uno de ellos) bajar unos metros hasta la pizería más cercana para consultar si sobró algo, para que podamos compartir. El Mostrador desde donde nos atiende el dueño estaba abierto, con un simple techito que hacía de división con el cielo estrellado. Cuando le hicimos la consulta al hombre, éste a su vez mando a la empleada a que usmee en la cocina si quedó algo, a lo ella volvió y le dice algo al oído del dueño. El hombre respiró profundo, apretó la mirada y en ese instante vimos con Pocho descender esquivando el improvisado techito, un "insecto" muy grande (poco menos de 20cm de alto tal vez), volando de espaldas a nosotres, en posición vertical, con alas transparentes, emitiendo al volar un fuerte y tosco zumbido, como el que haría un gran escarabajo de la selva volando. Al girar frente a nosotres, a pesar de la noche y la incandilción que generan las luces eléctricas, pudimos, el Pocho y yo, apreciar que se trataba de un Hada, con piernas y brazos muy delgados... Si traía ropita, o las facciones del rostro no alcance a ver, ya que al girar inmediatamente ascendió volando al cielo. Aunque el hombre no vió el mágico ser, éste le inspiró indicarle a la empleada que nos traiga una pizza y gaseosa grande, para llevar y compartir.
Pocos meses después, me vi obligada a mover mi campamento a la Cañada Larga Norte, a un monte descampado a orillas del río Mina Clavero. Zona tranquila, donde se evidencian posibles moradas duendiles por doquier. La primera noche, después q pase todo el día compartiendo con los dueños del lugar: Dani, Luciano y su hijita Elidia; cuando ellos se van del lugar, tomo mi bolso, con carpa y todo en busca de un buen lugar donde acampar. Lo primero que se torna imposible de ignorar es que todo cambia de lugar de manera inesperada, a cada paso, si bien suena inverosímil no fue la única vez que me sucedió, fueron incontables veces las que miré para atrás sin reconocer una piedra ni árboles con los que recién haya cruzado, y como si no fuera suficiente recibida el cambiar de forma el monte... De manera inexplicable la carpa desaparece de mi bolso, a lo que encuentro como única respuesta: "Se la llevaron los duendes jugandome una broma" por algunas noches me vi obligada a dormir bajo las estrellas hasta que me hice de otra carpa, y la armé a varios metros del Rio. Una noche, el volver al campamento se torno casi imposible, a pesar de la claridad que aportaba tan grande luna, por tantos cambios que demostraba el paisaje en cada paso. Después de varias horas de girar sin reconocer nada, me rindo, y a viva voz me encomiendo a las divinas fuerzas y entidades de la naturaleza para que por favor me guíen al campamento... Fue muy grande mi felicidad cuando al girar la cabeza, inmediatamente después de encomendarme, noto que estoy justo en frente al enorme cactus que referencia la ubicación precisa del campamento (detrás del cactus).
A los pocos días de esa experiencia, una tarde, que como nunca estaba acompañado por mi compañera del momento (la ondina). Llega al campamento un hombre adulto, montado a su corcel, acompañado de un joven, posiblemente su hijo, también con su caballo. Pensaban que le quería usurpar sus tierras, ya que al parecer estaba desplazado algunos metros del límite imaginario donde debía estar mi campamento, entre gritos y alaridos me vi obligada a mover el total de mis cosas en pocos viaje. Y justo en el último viaje, como marca de "hasta aquí puedes llegar" aparece la carpa que me habían quitado los duendes del monte, estaba como escondida, justo en el limite del terreno, pero muy bien visible desde la piedra donde me paré dejando mis últimos trastos transportados, para ubicar el destino. Para mi ya es obvio que fueron ellos quienes dejaron la carpa donde yo mismo la encuentre, semanas mas tarde, un poco como bienvenida, un poco como chiste, un poco como señalando el límite del terreno, y un poco recordando que ellos son los verdaderos "dueños" del lugar.
Ese año, en los lindes de ese mismo terreno, una noche cerrada acompañado por mi hermano Gastón, tuve la suerte de cruzarme con un caballo aparentemente montado por un elfo: Lo que se veía claramente era una luz azul, como si fuera un tenue farol de noche, balanceándose sobre el caballo, tomado por un ser invisible. Venia siguendonos, como si llamaramos su curiosidad. Esa noche el monte hizo que nos diviertamos bastante, ya que llegando al lugar donde estaba el nuevo campamento se levanta una neblina edionda a azufre, y cuando nos cubre por completo, desde el frente resoplan unos bufidos guturales, como horribles ronquidos del Diablo. Al volver por donde vinimos los gruñidos sonaban ahora del otro frente haciendo que nos lleváramos un buen susto.
Ya a finales de este año y en compañía de mi hermano Emiliano Ambos sentimos la presencia de un Duende, aunque sólo él pudo verlo: robusto, gordito, unos 30 o 40cm de altura.
Por esos días, desde el plano astral tuve la oportunidad de ver al Dragón de aire, conocido en la zona como "el Viento de las Sierras". Esto fue a los pocos días que me contaran de su existencia: Quien me contó describió que mientras convatian un fuego serrano, un fuerte viento envolvente hizo girar el fuego hacia el cielo, encerradolo para que sea más fácil de combatir, en el humo se pudo ver bien claro el rostro del Dragón mirando de frente. Pero yo no lo ví tan claro como mi amigo, simplemente ví un veloz cuerpo moverse con agilidad entre los chaparros árboles del Monte, dejando a su paso el viento de las Sierras.
El segundo año de la era de luz no estuve allí prácticamente, durante 8 meses estuve viajando por la Argentina, llegando al sur hasta San Martín de los Andes, Neuquén, Patagonia, Argentina. Haciendo la promesa a las montañas que cuando vuelva permaneceré al menos un año en la zona.
El año 3 de la era de luz tengo la oportunidad de volver al mismo monte, ahora en un cuartito que construyeron alguna vez allí con la idea de guardar las herramientas para construir una casa algún día. 2m x 1,5m de ancho aproximadamente, son las dimensiones del sucucho, por lo que para habitarlo dejé todo lo de poco valor y uso sobre el techo, tapado con una lona y piedras que la sostienen. Llevaba unos 15 días de ayuno cuando por la noche siento pasos curiosos afuera. Al ser una zona transitada por vacas y caballos me pareció casi normal, y me volví a dormir. Instantes mas tarde siento muchos mas pasos, pero que no sólo eran cuadrúpedos, había alguien en el techo revisando bajo el nilon. Suponiendo que algún paisano podía andar merodeando y sabiendo que no había nada de valor allí, le grito: "dejá todo ordenado, eh!" y me vuelvo a dormir con intranquilidad. Pero al instante me despierta Luciano, el dueño del lugar acostado a mi lado, diciendo: "hay ruidos afuera, anda algo" a lo que le contesto que me di cuenta, y para denotar presencia pateo una pelota de basquet a la pared... En ese momento recuerdo que no hay ninguna pelota en la habitación, y yo estoy sola en ella, a lo que termino de entender que estaba entresoñando y Luciano había hecho uso a algo que practicaba bastante (pasear por los sueños) Entonces me doy cuenta que yo también tengo habilidades, y aunque hacia bastante no practicaba, el ayuno me tenía sensible para salir en Astral y chusmear quien era ese curioso... Me relajo, abro mi tercer ojo y el techo se torna transparente, sobre el, veo un delgado hombrecillo, de piel tersa, con la lona levantada mirando debajo de ella. Fue un instante el necesario para que se diera cuenta que lo estaba mirando... clavó su mirada penetrante con ojos grandes y luminosos, en mi. Ambos nos asustamos, por mi parte recurrí a la impenetrable protección del bajo manta, cubriendome por completo con las colchas. No sentí mas ruidos esa noche, aunque demoré bastante en dormirme esta vez. En mi mente quedaba esa extraña y delgada figura, casi sin rasgos faciales, con los ojos grandes como la mitad de su cara ¿Cómo me vió directo, si yo estaba en Astral? ¿Serían Duendes, extraterrestres, intraterreanos?
Al día siguiente, llegó de visita mi hermano Gastón, quien vió sobre el techo algo parecido a un peludo gatito color crema, escapando con velocidad de nuestras miradas. Yo no lo ví, pero el saber que en esa zona no suelen andar gatos me da la pauta que el ser que vi anoche tiene la habilidad de metamorfosis o al menos ponerse un buen disfraz.
El año 4 preferí vivir en una bella casa de montaña, en las Rabonas, Traslasierras, Cba, Argentina. Allí no tuve la oportunidad de disfrutar de la presencia de Duendes, pero si de pequeños animales hermosos, muchos colibrí de colores volaban casi a diario rodeando la casa, incluso tuve la suerte de poder tener a dos de ellos en mis manos, con suavidad. No sólo a coloridos colibrí, tuve en mis manos ese año, algunas bellas aves que tomé para que puedan volver a fuera (ya q no recordaban x donde habían entrado) Agradecido un siete colores volvía a cada mañana a primera hora a saludar golpeando los vidrios de la ventana con su pikito.
Ya en el quinto año (éste año) Terminando mi estadía en traslasierras veo desde el balcón de la bella casa como abajo en el valle el antes mencionado invisible Dragón acumulaba las nubes en espiral, representando su propia figura en gigante.
La razón por la que dejé el valle hermoso fue para volver a la Patagonia a cumplir con mi promesa de permanencia en San Martín de los Andes durante un año. Fue aquí, en San Martín, donde leí su libro de Duendes, sincronicamente lo termino habitando la casa de un hombre que vivió más de una experiencia con Duendes (el sin saber de qué se trataba)
Este hombre me cuenta que está embrujado, que a la corta edad de 15 años le hecharon en su copa de vino tinto baba de sapo y tierra del cementerio, gualicho que lo deja internado en el hospital, medio muerto, sin que los médicos puedan hallar la causa de su agonía. Fue una bruja local (Machi se las llama aquí) quien le pudo salvar, aunque le quedó una oscura Mancha en la palma de la muñeca, y una adicción al alcohol y al fracaso que después de mas de tres décadas no puede superar.
Dos noches antes que me cuente la triste anécdota, vemos como una piedra entra por la puerta sin golpear a nadie, pero sin que nadie la haya arrojado tampoco. Vale aclarar que la casa de madera se encuentra en zona tranquila, poco poblada, cerca del bosque de pinos. Y es sabido que éste es territorio de Duendes. Antes de intentar dormir, la noche de la piedra misteriosa, entro en estado Alfa, para saber que es lo que puede estar teniendo así a este hombre, a lo que siento fuerzas vampiricas que le tuercen la mente. Duendes, deduzco.
Le cuento mi deducción justo después q él me cuente que no hace mucho se llevó un buen susto al sentir como gatos invisibles le rasguñaban las piernas, se le acomodadan a su lado, incluso algo le dió un fuerte empujón haciendo que se levante de su asiento. El pensó que le habían hecho un gualicho, por lo que asustado se fue donde su madre, quien a su vez lo llevo con la Machi para que le saque el demonio. Pero la abuelita le dijo que se trataba de una fuerza que ella no puede combatir.
La noche que me contó estas anécdotas también me confesó que hace algunos años se cruzó, a pocos metros de la casa, con un extraño y gigante ser, temible porque no se le veía el rostro, que caminaba rumbo a la montaña -"tuve que hacerme a un lado para dejarlo pasar" me cuenta recordando el temor que sintió esa noche.
Como si el tiempo se hubiera encargado de dejar lo mejor para el final, mi última anécdota se remonta al presente inmediato: pocos días después se presenta la oportunidad de mudarme a una casita mas confortable, mas metida en la montaña, en una zona menos transitada. Es una casa antiquísima, de paredes de maderas, techo de chapa y piso de cemento; con un simple ambiente cuya división de cartón prensado junto la escalera separa lo que sería la "habitacion" de la "cocina-comedor". El dueño anterior, hoy privado de su libertad (Tito, igual que mi tío que me dejo la casa en ruinas) no utilizaba el piso de arriba mas q como deposito, por lo que tiene mucho mucho polvo y olor a viejo.
La noche que traigo mis cosas vengo en compañía de Gabi, un joven especialmente sensible, quien parece falto de madurez, y cuya sensibilidad le permite entre otras predecir con exactitud el clima sin necesidad de ver el cielo. Debido a la ubicación y las condiciones de la casa ya me esperaba que halla Duendes en ella, pero la sorpresa fue mayúscula cuando Gabi entre sorprendido y asustado me dice -"hay Duendes! Arriba" el tiene la posibilidad de escucharlos hablar, dice que hablan finito, y son dos. Entusiasmada les explico que ahora voy a vivir con ellos, y les consulto como seria la mejor forma de llamarles. Gabi como mi intérprete me demuestra que son bastante hostiles al trato, y piden ser llamados Dios, ya que ni Duende ni hombrecillos mágicos les gustó como titulo. Amenazaron varias veces con cortarme la pichula (el pene), o comerse al mishi (el Gato), a lo que Gabi dictaba con notable preocupación, aclarando con los ojos grandes: -"dicen en serio" pero después se comparecieron del gatito permitiendo que lo deje adentro, para que no sufra el frío. Estoy muy agradecido que se me presente la oportunidad de conocer un poco más de cerca éstas mágicas criaturitas. No voy a hacer ningún esfuerzo por echarles, como suelen recomendarme, por el contrario quisiera hacer buenas migas con ellos. Debes en cuando siento ruidos fuertes, como que movieron algo, a veces me parece que algún objeto no está como lo dejé, y el otro día me parece haber visto de reojo un diminuto hombrecillo pasar corriendo por detrás mio.
Gracias por su atención, espero hayan disfrutado la Lectura. Si se les ocurre como interactuar positivamente con este tipo de cohabitantes, agradezco su apoyo.
Face: Buda Cali
Mail: budacali.contato@gmail.com