-"Estoy por escribir lo mas turbio que escribí hasta ahora" le cuento a la kumi por mensaje sentada incomoda en una silla de cartón, cuerina y algodón. Sin todavía darme cuenta que la expresión "hasta ahora" devela una persistente capacidad de autosuperación.
Todo empezó esa tarde de martes en el taller-club de literatura (para que no se note que soy yo voy a tener que cambiar los nombres de los personajes). Acababa de leerles un bello poema escrito hacía pocas horas que cito:
"*INTENSA*
Anoche me enamoró,
Un gesto sublime y sutil
Un simple beso al pasar
Soy de fácil Amar
No te voy a engañar
Para que hacerme rogar
La suave caricia del sol
El delicado aroma de un árbol senil
Todo me llena de amor
Como novia juvenil
Cada día me suelo enamorar
Perdón por ilusionar
No sos vos, soy yo
quien ama de mayo a mayo
Lo que Amo es infinito
El blanco pelo todo bonito
La ternura de ese chiquito
Hasta el rasguño de mi gatito
Amo el gris de tu mirar
Aunq en llanto estés x estallar
Amo el ave y su trinar
Y el amanecer, ni hablar
Ya me puse melosa, disculpá
Así como Amo también empalago
Mi dulce es intenso, lo se
Tal vez como el arrope del lago
Soy sensible, que va a ser
Así elegí nacer
Tal vez a ti no te enamora
Si no te gusta, hacémelo saber
Valla tranki y sin demora
Chau, chau besitos. Vai embora"
Al culminar la lectura en voz alta, levanto la mirada todavía brillante y con una sonrisa, y mirándolo apenas de lado entre las pestañas, le digo a Balti mor: "me lo inspiraste vos, va un gesto que tuviste anoche" En ese momento la penetrante mirada de Lucrecia y su boca abriéndose inconsciente preguntaron en voz alta: "¿que está pasando entre este ustedes?". Entonces Balti, disimulando pasarme un mate, pone un escudo entre paréntesis y lo suelta para que escuchemos todas: -"Pensé que no me habías reconocido" (la noche anterior me había cruzado montado en la parte trasera de una moto, que conducía quien supongo será su compañera, y tras gritar mi nombre me pasaron y mirándome de frente, él me tiró un besito volador que me llenó el corazón de amor) Malicha y Angélica buscaron la respuesta en mis ojos que se elevan para mirarlo desafiante. Además del mate le agarro la mano clavándole las uñas plateadas en el dorso de su mano, me cruzo por sobre la mesa y agarrandole de la barba le planto un beso de lengua que lo deja sin reacción.
¿Cómo me iba a imaginar que todo se pondría tan hot?
Cuando me empezó a tironear de la ropa me tuve que sentar arriba suyo para que me besara el cuello sin pudor.
La única espectadora del espectáculo público que estábamos brindado fue obviamente Lucrecia, quien estaba imaginando todo mientras el taller continuaba con naturalidad.
Con la temperatura generada cuando me acostó sobre la mesa para besarme debajo de la blusa, de haber habido una enfermera en la sala nos habría mandado a hisopar de urgencia. La piel junto al piersing del ombligo se me erizaba a medida que sus dientes en mi vientre me retorcían todo el ser con cada mordidita.
Cuando recibí el mate de la ronda siguiente y noté que la Lucre seguía imaginando cositas chanchas, le pedí que nos lea eso que trajo para compartir, concentrando toda la energía de la mirada en la turmalina que cuelga en su pecho para hacerla aterrizar.
Freno el cuento para chequear los "sin respuestas" de "mi amiga". Me había dicho que me escribiría en una hora, y esa hora acaba de pasar (Debe estar descansando ya, deduzco) y antes de continuar escribiendo veo dormir a mi gatito Onça Preta, que respira profundo y se relame a mi lado. Resuena vibrante mi anillo anal con un sonoro pedo olor a menudencias espesas y Preta me mira con la cabeza de lado, parando sus orejitas y abriendo grande los ojitos redondos y amarillos.
Por supuesto, a la potente y pervertida imaginación de la profe de literatura no la detuvieron un par de palabras. En cada mate que Balti me pasaba la escena había elevado su temperatura varios grados: Tomo un mate y lo tengo mordiéndome la oreja, con una mano en la teta y la otra urgándome por debajo de las polleras. Al siguiente mate ya me están penetrando sobre la mesa mientras me muerdo el labio hasta sangrar por no gemir como una zorra.
Pero a los ciegos no le gustan los sordos, y un corazón no se endurece porque si. Entre nosotras, yo no me pianto por un pueril, jamás podría imaginarme una escena así con Balti, osea es un tierno y hermoso, no lo niego. -"Lo metería en mi cama" le confesaba la otra noche a la Angélica. Pero para compartir alguna peli de culto, tal vez, con la trankilidad de poder dormir en paz a su lado sabiendo que un hombre así deconstruido no me tocaría un pelo ni en su imaginación, sin mi consentimiento, y si tuviera frío me abrazaría con la ternura que una leona limpia a sus cachorros.
Con la única del grupo que tal vez podría imaginar alguna secuencia de sexo pasional es con quien su nombre recuerda la vecina linda del Chavo del 8 y su picara sonrisa demuestra que esa inocencia en su poesía fresca de otoño resguarda un fuego Scorpiano coronado por el mas poderoso totó. Si, Malicha, obvio. Igual tampoco me di la oportunidad de imaginarlo.
Ya de noche, ese martes, después de leernos un espectacular cuento lleno de morbo que incluyó momentos de pedofilia, amor necrofílico y hasta una relación utópica con una joven toda rota poseída por un demonio. La Lucre notó que la hora se le había escabullido por las rendijas de la imaginación y mientras guardaba el libro apurada, casi olvida decirnos la tarea: -"Escriban sobre algo que les signifique tabú".
-"Si me meten presa es tu culpa" le comenté riendo, reconociendo los ilimitados confines de mi imaginario y la falta de ética que guarda la definición de tabú en mi diccionario.
La noche siguiente recuerdo la tarea de escribir en relación a mis tabúes mientras nos amamos de forma pasional, revolcándonos bajo las sabanas con mi gatito. Su peludo cuerpito suave se frotaba poseído erizando mi piel desnuda al son del hipnotizante vibrar de su ronroneo.
Pensar en mis tabúes me lleva a preguntarme si, realmente los tengo? Recordé una pelí porno donde una chica delgada, de piel muy blanca y negro pelo lacio, se abría de piernas completamente desnuda, para hacerse lamer con desenfreno los labios de una rosa conchita sutilmente depilada, por su perro Grandanes quien gozaba excitado su derecho adquirido. También recordé una escena que me compartieron años antes, donde una señora era violentamente montada y penetrada por un caballo cuya enorme tarasca podría haberla atravesado como brochetas al croshet con facilidad.
En ese momento recibo un celoso manotazo a garra abierta en la boca. Al parecer no soy la única capaz de percibir los pensamientos de las mentes ajenas y a mi gatito no le gustó nada dejar de ser el centro de la escena que estábamos construyendo. Tras el agudo gritito correspondiente, reí culposa sobándome el labio con los dedos, sin encontrar rastros de sangre. Una caricia ronroneante en mi cuello me demuestra que alguien seguía excitado bajo la tibieza de las colchas, reclamando su merecida atención.
El Corazón aceleró sus pulsaciones a medida que continuamos con nuestro ritual de amor, mis manos acariciaban todo su suave cuerpo, la respiración profunda y cálida gemía por mi boca entreabierta que sus colmillitos se tomaban el atrevimiento de morder con delicadeza mientras mis pezones erectos se estremecían con cada rose, caricia o rasguño que recibían. Sin pensar ni razonar al acariciarle el vientre, uno de mis dedos se deslizó por su zona genital y para mi sorpresa no me encontré con ningún pitito parado.
"Mi gato es trans!" Deduzco entre una mezcla de orgullo, ternura y amor que recorre la esencia de mi ser. Lo entiendo en todo su sentir. Y él, saliendo del éxtasis en que se encontraba supo que yo, ya sabía su secreto mejor guardado y se liberó. Nos hicimos algunos mimos más antes de acurrucarnos para quedarnos dormidas.
Despierto con un pequeño pie femenino empujándome la cara, me estaba quedado dormida sobre una de las mesitas del Club. El pie que empuja mi cara es el de Cami, a quien Luka le está dando una buena tundra sobre el tatami central. Me parece que él está haciendo uso inecesario de su fuerza con egoico afán demostrativo, igual viendo que ella soporta bastante bien el dolor solo miro la escena. Hasta que se le ocurre meterle la cabeza bajo la guillotina de madera... Con el crujir de los huesitos del craneo, pude sentir el dolor en mi .
Todo está demasiado violento y ya no estoy cómoda en el lugar. Cami se va en camilla mientra se presentan los siguientes luchadores: Son tres vikingos musculosos, armados, con protectores de metal y madera, con mas de 130 kilos cada uno. Contra cuatro flaquites de taparrabo y lancitas de caña que pretendían ocultar sus miedos en posturas erguidas y una mirada desafiante.
Busqué rápido la mejor forma de intervenir, se le estaba yendo la mano, el Club no puede pretender ser un morboso show Gore, fue creado para otra cosa.
-"No mires por favor, y no prendas la luz" me dice -"Con el que podrías hablar es con Diego" Diego estaba sentado brillando tras su sombrero de ala, entre las sombras y el humo. -"Él es Dios acá, pero a vos te quiere, te va a escuchar".
Sin dudar medio segundo Diego me contesta saliendo sorprendido de atrás del sombrero -"¿Vos le querés pegar a ellos? ¿y les vas a ganar?" -"Me los paso por los huevos" contesto ya medio enojada con el corazón latiendo a mil -"Pero me tenés que hacer intervenir" Le digo altanera, reconociendo que la peléa sería a morir o matar.
Dale Play y esperá un ratito:
Suena la canción de pelea de pokemón y miro el centro sabiendo que están por presentar a los luchadores. Diego aprieta el botón rojo de su control remoto y desde la imagen negra me dice -"No quiero que veas esto porque sino no vas a querer pelear". Le saco el control y enciendo la escena sabiendo que se trata de un sueño que no lo soñé, todavía con el pecho y la respiración agitadas.
La presentación entre el suelo que se deshacía en olas de energía y los luchadores transportándose cual esferas por ellas tomó tal grado de surrealismo que solo podía despertar.
Preta me mira como preguntandome si estoy bien, a lo que respondo con una caricia tranquilizadora, tratando de reducir mis palpitaciones.
Se estira con delicadeza felina y camina hasta mi boca.
La musiquita seguía sonando en mi cabeza hasta la hora de ir a dar la clase, vos la podes pausar ya.
Mi gatite, Preta, después de darme unos besos cariñosos de buen día, se recostó ronroneando sobre mi graganta para tranquilizarme ¿Cómo puede un ser tan pequeño contener tanta humildad, sabiduría y ternura combinadas? si fuera legal capaz me caso con elle.